Los investigadores de IBM están orgullosos. Con bombos y platillos publicaron en Septiembre de 2007 en la revista "Science" que están cambiando el almacenaje de información; saben como manejar átomos individuales a su antojo y convertirlos en discos duros voraces.
Gracias a la nanotecnología, ya no habrá que preocuparse por la capacidad de almacenamiento.
Enfocaron su trabajo en una nueva forma de entender el comportamiento del magnetismo a escalas nanométricas. Su objetivo es disminuir dramáticamente el tamaño de los chiches electrónicos construyéndolos con partes mucho más pequeñas de las usadas hoy.
Stanley Williams, físico de la Hewlett Packard, contó que su grupo está empezando a manufacturar prototipos. Es un chip de silicio que combina microelectricidad convencional con componentes de escala molecular, como los dominados en la IBM.
Este primer dispositivo híbrido o "red de puertas lógicas programables" (FPGA), usa componentes de escala molecular para configurar el circuito. El sistema podría lograr un ahorro insólito de espacio en el diseño del chip.
En una de las investigaciones realizadas por científicos de IBM, atrincherados en el centro de estudios Almaden en San José, EE. UU., lograron una nueva forma de leer y escribir "unos y ceros digitales" en un puñado de átomos. ¡Incluso en esquivos átomos individuales!
Lo lograron usando un túnel de exploración microscópico. Querían observar la orientación magnética de átomos de hierro y manganeso a bajas temperaturas.
Controlar la orientación magnética es una técnica crucial para leer y escribir información digital. Es la misma tecnología que se emplea para construir los clásicos discos duros.
Los investigadores saben que no sólo están trabajando para hacer más eficiente la capacidad de almacenaje. Pueden develar un elemento más para lograr la computación cuántica; sueño de muchos computines que hará que los computadores de hoy parezcan una Citroneta al lado de un Ferrari.
Mayor escala
El segundo grupo de IBM, en Zurich, logró usar una sola molécula como interruptor, emulando la misma labor de los transistores en uso actualmente.
Pusieron dos átomos de hidrógeno en una película ultradelgada y aislada. Al igual que un interruptor de luz, jugaron con ellos apagándolos y prendiéndolos. Con esto lograron cambiarlos de estado permitiendo el flujo de electrones tal como en un circuito. Así, crearon el equivalente de los unos y ceros.
También fueron capaces de usar el mismo proceso de intercambio para inyectar una carga eléctrica en una molécula y ligar ese efecto a otra molécula vecina. El éxito en este procedimiento hace creer a los investigadores que en el futuro se podrían extender los mismos efectos una red de ¡trillones de interruptores del tamaño de un átomo!
Ambos artículos son la última señal de que la tecnología computacional está empezando a emerger de tal forma, que podría llegar a reemplazar los materiales microeléctricos en la próxima década.
Todos estos estudios de laboratorio, están lejos de estar listos para ser comercializados, pero sí entregan una alta cuota de esperanza para la industria de la electrónica y para aquellos "cachureros" de bits.
Lo que nunca soñó con guardar
Aunque el megaalmacenamiento en tamaños diminutos aún no está disponible, no cuesta nada planear qué almacenaremos cuando sí lo esté.
Por ejemplo, si hoy posee un iPod de 80 Gb, en el que puede guardar 100 horas de videos, mañana podrá atesorar 30 mil largometrajes en el mismo espacio físico. O tal vez uno más pequeño.
Sólo basta con pensar que la capacidad de un computador en la década de 1970, hoy es equivalente a la de un celular.
Sitio oficial de las investigaciones .
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Enviado por Leonardo Moya Piña.
Fuente: EMOL
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