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La Nueva Raza

El problema de insertarlo en la sociedad
La mayor dificultad que tendría un niño índigo es su inserción en la cultura actual: "Vivimos en una cultura muy competitiva y ellos no son capaces de entrar en ese juego, porque no les interesa ese tipo de éxitos. Ellos tienen muy marcado el no hacerle mal a nadie, por lo que competir con otro está fuera de sus parámetros. Por ejemplo, si a uno le pide que juegue tenis él se sentirá sumamente atormentado y no lo hará, porque para ganar tiene que haber un otro que pierda y eso no es parte de su naturaleza. Lo mismo pasa en su estadía en colegios competitivos, él no compite con nadie por ser el mejor para no hacerle daño a sus pares, pero tampoco será un mal alumno, porque tiene mucha capacidad para aprender y no querrá hacer sufrir a sus padres por las bajas notas", aseguró Cors.
Por esto, el neurólogo aconsejó meterlos en colegios acogedores, como los de enseñanza Montessori y Baldor: "Ellos tienen mucha capacidad de crear, aprender idiomas sin caer en la competencia de quién es el mejor alumno", explicó.

Vivir con un índigo
La especialista en bioenergética, Lorena Aguirre, aseguró que uno de los niños que ella ha reconocido como índigo es su propio hijo Gabriel, quien tiene un año y medio: "Desde que nació me di cuenta que era diferente. En primer lugar los médicos me habían dicho que yo no podía tener más hijos y quedé embarazada de él. Cuando me lo entregaron en la clínica le vi un aura muy grande de color violeta azulado, cuando lo normal en un niño es que el aura al nacer sea blanca porque los canales de energía están cerrados", explicó.
Según ella, Gabriel es diferente a los otros niños porque tiene una bondad extrema que no se encuentra fácilmente: "Si hay alguien triste o complicado con algún asunto personal él se acerca, lo acaricia y balbucea palabras como tratando de consolarlo", asegura.

La periodista Fernanda Hansen contó que su hermana de tres años es índigo. "La Rafaela desde que nació se comportó de una forma muy diferente a la del resto de los niños, siempre nos llamó la atención sus pocas ganas de comer y su delgadez. Hasta que un día, una amiga de la familia que es conocedora del aura nos dijo la razón: ella es índigo. Ahí nos empezó a cuadrar su increíble capacidad para captar las emociones que la rodean. Si hay alguien triste alrededor de ella lo nota inmediatamente y se acerca, le toma la mano para dar consuelo". La profesional asegura que su hermana es capaz de memorizar conocimientos que para cualquier niño de su edad sería prácticamente imposible hacerlo. "Es muy impresionante que se sabe toda la programación del canal Discovery y las realidades de los animales".

Fernanda relata que para ella lo más valioso de este tipo de niños es la capacidad para enseñarle a los adultos. "Ellos exigen razones lógicas para hacer las cosas. Cuando mi mamá la reta y castiga ella le pide explicaciones del por qué del castigo y no acepta realizar actos que no tengan razones válidas".

El orígen de estos niños
La primera persona en referirse a este tipo de variación fue la parapsicóloga Nancy Ann Tappe, quien en los 80S reconoció la irradiación del campo electromagnético que se manifestaba en un aura con diferentes colores, dependiendo de ciertas características específicas de cada individuo. Ella hizo una clasificación especial a niños a los que, según ella, les veía un color azul violáceo.
En los 90 el fenómeno tomó un auge especial, cuando se publicó en EE.UU. el bestseller "Los niños índigo", escrito por el estadounidense Lee Carroll Fue. A partir de eso, profesores y padres pusieron mucha atención en el tema y se hizo muy famosa su teoría respecto al aura.

Fuente: Terra.cl

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